El síndrome postvacacional, aunque no es considerado una enfermedad o trastorno, es un estado de desaliento e incapacidad de adaptación que aparece después de las vacaciones, al enfrentarse de nuevo a la rutina laboral o escolar, y que bien podría compararse con una depresión de carácter clínico. Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, entre un 5% y un 8% de la población infantil española se vería afectada por este síndrome, siendo más habitual en los niños los padres de los cuales también lo sufren.
Los síntomas más comunes son tristeza, decaimiento, apatía, falta de concentración, irritabilidad, ansiedad, insomnio o cambios en los periodos de vigilia-sueño, pérdida de la hambre, trastornos digestivos o molestias estomacales, pero se puede llegar incluso a sufrir dolor muscular y taquicardia. Su duración oscila entre una y dos semanas. Si transcurrido este tiempo el niño sigue dando altas muestras de ansiedad por tener que ir al colegio, posiblemente se debe a otros motivos. Por otro lado, los síntomas pueden agravarse o atenuarse dependiendo del tipo de vacaciones. Está demostrado que unas vacaciones excesivamente “ociosas” o “pasivas”, aumentaría el riesgo de sufrir el síndrome postvacacional, mientras que unas vacaciones más “dinámicas” en las cuales se han realizado actividades deportivas, excursiones o visitas culturales, lo reducen y, “la vuelta al cole”, es menos traumática.
Pero, ¿cuáles son los principales motivos del síndrome postvacacional?
Excluyendo, evidentemente, aquellos casos en los que pueda existir una patología de base, la principal causa es nuestro “reloj interno” y el desajuste horario. Para desarrollar nuestras actividades diarias, se lleva a cabo una rutina de acuerdo con nuestro propio biorritmo. Los biorritmos – ritmos circadianos – son los ciclos biológicos regulares e individuales que se suceden cada 24 horas, y que rigen nuestro organismo. Están controlados, entre otros órganos, por nuestro cerebro y son los responsables, por ejemplo, de los ciclos de sueño-vigilia o de los horarios de las comidas. Son tan importantes, que una alteración de los ritmos circadianos podría llegar a provocar, a largo plazo, enfermedades cardiovasculares.
Durante las vacaciones, nuestro ritmo de vida sufre cambios considerables: el trabajo desciende, aumenta el periodo de descanso, nos acostamos y levantamos más tarde, desaparece la rutina, cambian los horarios… En definitiva, varían nuestros hábitos y horarios, y nuestro biorritmo se ve afectado, por lo cual volver a nuestra vida cotidiana representa un nuevo y repentino cambio para nuestro organismo.
¿Qué podemos hacer para evitar el síndrome postvacacional en niños?
Existen diversas y sencillas pautas a seguir porque los niños puedan afrontar de forma positiva el “vuelta al cole”:
1.- Adaptación gradual. Los niños, como los adultos, necesitan un tiempo para adaptarse a su nueva rutina. Han pasado casi tres meses alejados del colegio, disfrutando de sus amigos, de sus padres, de juegos… Es recomendable volver unos días antes de las vacaciones para readaptarse.
2.- Establecer nuevos horarios. Acostumbrarse a los nuevos horarios: acostarse antes, levantarse temprano, respetar el horario de las comidas. De esta forma ajustaremos el horario de vacaciones con el del colegio evitando que el niño acuda el primer día de escuela cansado y malhumorado.
3.- No dejar nada para última hora. Repasar lo que se necesitará para el nuevo curso de forma tranquila y con tiempo. Comprobar a última hora que el uniforme o la bata le han quedado pequeños, que la mochila está rota o que no sabe donde dejó su estuche, solamente aumentará su estrés.
4.- Preparar juntos el material escolar. El nuevo material escolar (libros, mochila, estuches, libretas…) es algo que ilusiona a todos los niños. Elegir y comprar el material, forrar los libros, preparar la mochila, el estuche con los colores… son actividades óptimas para motivarlos y ayudarlos a asimilar que se acaban las vacaciones y empieza un nuevo curso.
Reencuentro con los amigos. Con las vacaciones muchos niños han perdido el contacto con los compañeros del colegio. Poder reencontrarse con sus mejores amigos unos días antes de empezar el colegio, explicarse las vivencias y aventuras del verano, enseñar el “flamante” material que tiene preparado, dar un vistazo a los nuevos libros… reforzará las ganas de volver al colegio.
6.- Actitud positiva. Hay que adoptar una actitud positiva que sirva de ejemplo a los niños. Tenemos que pensar que han pasado un tiempo en que se los prestaba una mayor atención, casi exclusiva. Si cambiamos nuestra actitud de forma casi repentina, nos ven estresados y nerviosos, y dejamos de prestarles atención, el niño se sentirá inseguro y vivirá la “vuelta en el cole” como una situación angustiosa. Además, se tiene que intentar restar importancia a las quejas del niño porque las vacaciones han llegado a su fin y vivirlo como algo natural.
7.- El primer fin de semana después de la vuelta, sería aconsejable preparar algo especial. Una actividad familiar como una excursión o una comida divertida, contribuirá a crear un efecto de continuidad de vacaciones y que la ruptura no resulte tan brusca.
8.- Ocio después del colegio. Siguiendo en la misma línea que en el punto anterior, podemos aprovechar el buen tiempo y que los días todavía son largos, para ir a dar un pequeño paseo después del colegio o pasar un ratito en el parque.
9.- Repaso del curso anterior. Asimismo, es conveniente que durante las vacaciones no abandonen completamente los libros y repasen o practiquen un poco cada día el que han estudiado el curso anterior, dedicando también un rato en la lectura. Actualmente hay una gran variedad de cuadernos de vacaciones, libros infantiles amenes e interesantes o, incluso, a Internet podemos encontrar variadas actividades y pasatiempos adaptados en cada curso escolar. De esta forma, no se permite que se produzca una desconexión total que podría favorecer la aparición del síndrome.
10.- En último lugar, la paciencia y la tolerancia son esenciales los primeros días. Hemos pasado de realizar actividades lúdicas, descansar, jugar, compartir con ellos casi todas nuestras horas, a una rutina y toma de responsabilidades muy diferente a la que los teníamos acostumbrados durante el verano, lo cual les puede resultar difícil de asimilar.
¡Feliz regreso!

LA SÍNDROME POSTVACACIONAL I LA “TORNADA Al COL·LE”
La síndrome postvacacional, encara que no és considerada una malaltia o trastorn, és un estat de desànim i incapacitat d’adaptació que apareix després de les vacances, en enfrontar-se de nou a la rutina laboral o escolar, i que bé podria comparar-se amb una depressió de caràcter clínic. Segons un estudi realitzat per la Societat Espanyola de Medicina de Família i Comunitària, entre un 5% i un 8% de la població infantil espanyola es veuria afectada per aquesta síndrome, sent més habitual en els nens els pares dels quals també ho pateixen.
Els símptomes més comuns són tristesa, decaïment, apatia, falta de concentració, irritabilitat, ansietat, insomni o canvis en els períodes de vigília-somni, pèrdua de la gana, trastorns digestius o molèsties estomacals, però es pot arribar fins i tot a patir dolor muscular i taquicàrdia. La seva durada oscil·la entre una i dues setmanes. Si transcorregut aquest temps el nen segueix donant altes mostres d’ansietat per haver d’anar al col·legi, possiblement es deu per altres motius. D’altra banda, els símptomes poden agreujar-se o atenuar-se depenent del tipus de vacances. Està demostrat que unes vacances excessivament “ocioses” o “passives”, augmentaria el risc de patir la síndrome postvacacional, mentre que unes vacances més “dinàmiques” en les quals s’han realitzat activitats esportives, excursions o visites culturals, ho redueixen i, “la tornada al col·le”, és menys traumàtica.
Però, quins són els principals motius de la síndrome postvacacional?
Excloent, evidentment, aquells casos en el que pugui existir una patologia de base, la principal causa és el nostre “rellotge intern” i el desajustament horari. Per desenvolupar les nostres activitats diàries, es duu a terme una rutina d’acord amb el nostre propi bioritme. Els bioritmes – ritmes circadiaris – són els cicles biològics regulars i individuals que se succeeixen cada 24 hores, i que regeixen el nostre organisme. Estan controlats, entre altres òrgans, pel nostre cervell i són els responsables, per exemple, dels cicles de son-vigília o dels horaris dels àpats. Són tan importants, que una alteració dels ritmes circadiaris podria arribar a provocar, a llarg termini, malalties cardiovasculars.
Durant les vacances, el nostre ritme de vida sofreix canvis considerables: el treball descendeix, augmenta el període de descans, ens fiquem al llit i aixequem més tard, desapareix la rutina, canvien els horaris… En definitiva, varien els nostres hàbits i horaris, i el nostre bioritme es veu afectat, per la qual cosa tornar a la nostra vida quotidiana representa un nou i sobtat canvi per al nostre organisme.
Què podem fer per evitar la síndrome postvacacional en nens?
Existeixen diverses i senzilles pautes a seguir perquè els nens puguin afrontar de forma positiva la “tornada al col·le”:
1.- Adaptació gradual. Els nens, com els adults, necessiten un temps per adaptar-se a la seva nova rutina. Han passat gairebé tres mesos allunyats del col·legi, gaudint dels seus amics, dels seus pares, de jocs… És recomanable tornar uns dies abans de les vacances per readaptar-se.
2.- Establir nous horaris. Acostumar-se als nous horaris: ficar-se al llit abans, aixecar-se d’hora, respectar l’horari dels àpats. D’aquesta forma ajustarem l’horari de vacances amb el del col·legi evitant que el nen acudeixi el primer dia d’escola cansat i malhumorat.
3.- No deixar res para última hora. Repassar el que es necessitarà per al nou curs de forma tranquil·la i amb temps. Comprovar a última hora que l’uniforme o la bata han quedat petits, que la motxilla està trencada, o que no sap on va deixar el seu estoig, solament augmentarà el seu estrès.
4.- Preparar junts el material escolar. El nou material escolar (llibres, motxilla, estoigs, llibretes…) és alguna cosa que il·lusiona a tots els nens. Triar i comprar el material, folrar els llibres, preparar la motxilla, l’estoig amb els colors… són òptimes activitats per motivar-los i ajudar-los a assimilar que s’acaben les vacances i comença un nou curs.
5.- Retrobament amb els amics. Amb les vacances molts nens han perdut el contacte amb els companys del col·legi. Poder retrobar-se amb els seus millors amics uns dies abans de començar el col·legi, explicar-se les vivències i aventures de l’estiu, ensenyar el “flamant” material que té preparat, fer una ullada als nous llibres… reforçarà les ganes de tornar al col·legi.
6.- Actitud positiva. Cal adoptar una actitud positiva que serveixi d’exemple als nens. Hem de pensar que han passat un temps en què se’ls prestava una major atenció, gairebé exclusiva. Si canviem la nostra actitud de forma gairebé sobtada, ens veuen estressats i nerviosos, i deixem de parar-los esment, el nen se sentirà insegur i viurà la “tornada al col·le” com una situació angoixant. A més, s’ha d’intentar restar importància a les queixes del nen perquè les vacances han arribat a la seva fi i viure-ho com alguna cosa natural.
7.- El primer cap de setmana després de la tornada, seria aconsellable preparar alguna cosa especial. Una activitat familiar com una excursió o un dinar divertit, contribuirà a crear un efecte de continuïtat de vacances i que la ruptura no resulti tan brusca.
8.- Oci després del col·legi. Seguint en la mateixa línia que en el punt anterior, podem aprofitar el bon temps, i que els dies encara són llargs, per anar a donar un petit passeig després del col·legi o passar una estoneta al parc.
9.- Repàs del curs anterior. Així mateix, és convenient que durant les vacances no abandonin completament els llibres i repassin o practiquin una mica cada dia el que han estudiat el curs anterior, dedicant també una estona a la lectura. Actualment hi ha una gran varietat de quaderns de vacances, llibres infantils amens i interessants o, fins i tot, a Internet podem trobar variades activitats i passatemps adaptats a cada curs escolar. D’aquesta forma, no es permet que es produeixi una desconnexió total que podria afavorir l’aparició de la síndrome.
10.- En últim lloc, la paciència i la tolerància són essencials els primers dies. Hem passat de realitzar activitats lúdiques, descansar, jugar, compartir amb ells gairebé totes les nostres hores, a una rutina i presa de responsabilitats molt diferent a la qual els teníem acostumats durant l’estiu, la qual cosa els pot resultar difícil d’assimilar.
Feliç tornada!