Imagina que quieres aprender a montar en bicicleta, pero aún no sabes cómo hacerlo. Primero necesitarás practicar antes de lanzarte a las carreteras, ¿verdad? ¿Cómo lo harías? En primer lugar, usarías unos ruedines, esos que se colocan en las bicicletas infantiles para ayudarte a mantener el equilibrio. Poco a poco, irías quitándolos. A veces, ni siquiera es necesario retirarlos todos de golpe. Podrías probar quitando uno, y si no te caes, quitar el otro. ¡Y cuando te sientas seguro, ya sabrás montar en bicicleta!
Eso es lo que quiero hacer con este libro: ofrecerte los ruedines para que empieces a pedalear hacia tu bienestar. Pero, recuerda, para que la bicicleta se mantenga en equilibrio sin los ruedines, ¡tienes que pedalear tú! Y nadie más lo puede hacer por ti.
Así que, sal ahí fuera, ¡y pedalea! Tienes una sola y corta vida. Tú decides cómo vivirla. ¿Vas a seguir viviendo con ansiedad, o vas a tomar el control y avanzar?
¡Pedalea! no es solo un libro, es una guía estructurada con ejercicios que te permitirán descubrir qué provoca tu ansiedad y cómo afrontarla de manera efectiva. Piensa en este libro como los ruedines de tu bicicleta: te daré el apoyo y las herramientas necesarias, pero el camino lo recorres tú.
Porque la clave para recuperar el equilibrio y vivir sin ansiedad está en ti.
Este libro es la llave que abre el cofre de un tesoro: tu felicidad. Yo te entrego la llave y te doy las instrucciones para abrirlo, pero, al final, eres tú quien debe hacerlo. El cofre está en tus manos, y nadie más que tú puede abrirlo. Superar o prevenir la ansiedad es posible, pero para lograrlo, hay que seguir un proceso. Primero debemos conocer las causas que la originan, y solo cuando las entendamos, podremos empezar a abordarlas. Intentar solucionarlo sin este conocimiento sería como empezar a construir una casa desde el tejado.
Este cuaderno de ejercicios sigue este orden de forma estricta. Las primeras actividades están diseñadas para ayudarte a identificar los motivos que generan tu ansiedad, y una vez los tengamos claros, ¡es hora de atacarla!
Es como cuando vas al médico por un dolor: no te recetarán medicación sin saber de dónde proviene, ¿verdad? Lo mismo ocurre en una batalla. Un pelotón no atacará sin antes conocer la situación del enemigo. O, si lo prefieres, imagina que estás planeando un viaje. Antes de empezar a pedalear, deberías saber hacia dónde vas, ¿no? Porque si no, es posible que termines yendo en la dirección equivocada.
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