Mertxe Fernandez

Vivir 100 años

No hace muchos años que imaginar u oír hablar de vivir 100 años era una total utopía, pero, hoy en día, la esperanza de vida al nacer en 2020 se situó en 82,2 años – 85 en mujeres y 79,5 en hombres – según el informe anual del Ministerio de Sanidad sobre “Esperanzas de vida en España”  y, se calcula, que hacia el 2030 subirá a 81,8 años para los hombres y a 87 para las mujeres. Así pues, pensar en llegar a los 100 años, pronto dejará de ser utópico para convertirse en una realidad.

Pero, lo que más importa, no es llegar a esta edad, sino llegar en «buenas condiciones»,  y se hace patente que cada vez es más difícil hacernos cargo de nuestros mayores porque nuestra forma de vivir ha cambiado mucho en las últimas dos generaciones: cada vez se tiene menos tiempo libre o se dedica más tiempo al trabajo; la inserción casi total de la mujer al mundo laboral que antes era quien cuidaba de los hijos y los mayores; las viviendas cada vez más pequeños que dificulta convivir con los abuelos… De hecho, si miramos 100 años atrás, era muy habitual que la hija se quedara a vivir en casa de los padres y convivían abuelos y nietos en la casa familiar. ¡Pero todo esto ha cambiado mucho!

Al problema del cuidado que toda persona mayor necesita, se añaden las enfermedades que, a causa de la avanzada edad, van apareciendo: dolores y carencia de movilidad, diabetes, problemas de visión y sordera, depresión, deterioro cognitivo y algunas más que hace 100 años «no existían» – como mucho la demencia senil porque no había muchas más distinciones – y que mayor edad, más mayor presencia.

Por otro lado, las personas mayores sufren a menudo negligencia, maltrato, abandono, descuidos, abusos, edadismo, gerontofobia… y, la Salud Mental (con mayúsculas) tienen la misma importancia a esta edad que en cualquier otra.

Quizás, ya desde pequeños, se tendría que enseñar a los niños más respeto y empatía. ¿Os habéis hecho, o le habéis hecho alguna vez a vuestros hijos, las siguientes preguntas?:

¿Cómo me sentiría si sé que estoy al final de mi vida y me percibiera totalmente como un estorbo inútil? ¿Cómo me sentiría si encuentro que nadie me hace caso y mis opiniones ya no se valoran? ¿Cómo me sentiría si me ignoraran o me reprendieran continuamente?  ¿Cómo me sentiría si me trataran como un niño pequeño?

Cuidar de nuestros mayores es una labor difícil y pocos veces vocacional. Nos tenemos que ocupar de la alimentación, de la higiene o de la administración de medicamentos…, pero es importante ayudarlos también a hacerlos sentir activos para que puedan continuar disfrutando de una vida llena y feliz, algo que podemos conseguir a través de las actividades de ocio y tiempo libre, manteniendo sus entretenimientos y favoreciendo las relaciones sociales; pero, sobre todo, escuchándolos y haciéndolos partícipes de las decisiones.

Intentad que, en una etapa tan vulnerable y solitaria como es en muchas ocasiones la vejez, las personas mayores se sientan acompañadas, cuidadas y queridas.

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